Salir fortalecido de la crisis

Marian Schuegraf, directora regional para América Latina y el Caribe ©dpa
Nora Löhr
Nora Löhr • 8 Oktober 2021
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La pandemia del coronavirus afecta fuertemente a América Latina y el Caribe. Lea aquí cómo Alemania apoya a la región.

Entrevista: Helen Sibum / 16.11.2020

Ayuda humanitaria, intercambio científico, diálogo con el mundo empresarial: Marian Schuegraf, directora regional para América Latina y el Caribe en el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores, habla del apoyo alemán a la región en la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2.

Marian Schuegraf

Sra. Schuegraf, la pandemia del coronavirus afecta particularmente fuerte a América Latina y el Caribe...

Sí, así es: los países de la región representan sólo el 8% de la población mundial, pero en ella se registran un tercio de las muertes y un cuarto de los infectados. Cuando se hizo evidente lo dramático de la situación, Alemania respondió inmediatamente con medidas concretas.

¿Cuáles son esas medidas concretas?

Entre otras cosas, el Gobierno alemán ha enviado a varios países a virólogos experimentados del Equipo de Despliegue Rápido de Especialistas en el Área de la Salud (SEEG). Los expertos prestan asesoramiento para de la creación de capacidades de laboratorio, la garantía de calidad de los resultados de las pruebas y sobre procedimientos en los hospitales. También llevan materiales para hacer pruebas y equipos de protección. Además, Alemania ha duplicado su ayuda humanitaria para la región, a 40 millones de euros. Como Ministerio Federal de Relaciones Exteriores hemos establecido también un diálogo con la región sobre la pandemia.

¿Cuál es el objetivo?

Queremos intercambiar conocimientos científicos también a mediano y largo plazo, para que de ellos puedan derivarse medidas de política sanitaria en los países socios. En el diálogo sobre la pandemia trabajamos con un equipo de expertos de habla española del hospital Charité de Berlín. Además participan el Instituto Robert Koch y la Deutsche Gesellschaft für internationale Zusammenarbeit (GIZ).

¿Quiénes son los interlocutores en la región?

Sobre todo, los institutos científicos con los que los expertos de la Charité mantienen un intercambio. Además, nuestras embajadas organizan contactos con los responsables políticos en los países, por ejemplo, con los ministerios de Ciencia y Salud. Queremos compartir experiencias, por ejemplo, sobre el cierre y la reactivación de la vida económica y social. La región está muy interesada en ello. 

¿Qué resultados concretos ha tenido ya ese intercambio?

El secretario de Relaciones Exteriores de México nos ha pedido, por ejemplo, que le proporcionemos al país la aplicación alemana de rastreo de Sars-CoV-2. En relación con ello organizamos una reunión con los embajadores de América Latina en Berlín, también con SAP (uno de los desarrolladores de la aplicación). Actualmente se está analizando en algunos países de la región la posibilidad de introducir la aplicación.

¿Qué papel desempeñan las representaciones diplomáticas alemanas más allá de la mediación de contactos intergubernamentales?

Al principio de la pandemia, las representaciones diplomáticas alemanas en el extranjero desempeñaron un importante papel en el retorno de ciudadanos alemanes. En los vuelos también se transportó a personas de países de América Latina y el Caribe. Además, hemos aumentado los fondos con los que las representaciones diplomáticas pueden financiar microproyectos. Para Perú y Guatemala, por ejemplo, se adquirieron materiales para realizar pruebas y en El Salvador se prestó apoyo a un hospital.

Además de las consecuencias directas para las personas y el sistema de salud, la pandemia tiene graves efectos también para las economías de la región. ¿Puede Alemania contribuir a amortiguarlos?

La pandemia ha causado en América Latina y el Caribe una conmoción económica y social, agrava las crisis existentes y amenaza con hacer retroceder a la región entre 10 y 20 años. El FMI predice un crecimiento negativo de menos 8,14 por ciento. En 2019 pusimos en marcha una Iniciativa para América Latina y el Caribe, que nos ayuda ahora a organizar el apoyo para hacer frente a esos retos socioeconómicos. En junio celebramos una conferencia con 26 ministras y ministros de Relaciones Exteriores de la región y dialogamos acerca de qué los países consideran necesario y deseable. En general, nuestro principio rector en ello es “Build back better” (“reconstruir mejor”): queremos trabajar juntos para asegurar que la región salga fortalecida de la crisis.

¿Cómo podría lograrse?

Por ejemplo, a través de la cooperación en las áreas de la protección del clima, la digitalización o la inclusión social. En el marco de la conferencia también tuvo lugar una conversación con representantes de empresas alemanas. Se dialogó acerca de cómo podemos reanimar nuestras relaciones económicas y si es posible, por ejemplo, que empresas alemanas con fábricas en la región cambien su producción a equipos de protección y tecnología médica.

¿Qué papel desempeña en la crisis la red de mujeres “Unidas”?

Unidas es una red de actoras y actores de la sociedad civil que trabajan en pro de la igualdad de oportunidades. La fundamos como parte de la Iniciativa para América Latina y el Caribe porque el tema de la mujer es fundamental para la región. Ahora constatamos que la pandemia empeora la situación de las mujeres: experimentan más violencia y sus oportunidades laborales han empeorado. Muchas mujeres trabajan en profesiones relacionadas con el cuidado de la salud y tienen, consecuentemente, un mayor riesgo de contagiarse. Los refugios para mujeres tuvieron que cerrar debido a la pandemia. En respuesta, estamos facilitando intercambios de experiencias y webinarios en la plataforma de Unidas y organizando apoyo tanto financiero como no material a través de proyectos.

Independientemente de la pandemia del coronavirus: ¿por qué es tan importante la cooperación con América Latina y el Caribe?

En Alemania y Europa, la atención se centra a menudo en los conflictos del Cercano y Medio Oriente o la migración desde las regiones vecinas. En ese contexto, necesitamos estrechas relaciones con regiones socias afines, especialmente en vista de la creciente competencia sistémica entre los EE.UU. y China, entre los sistemas democráticos y los autocráticos. América Latina y el Caribe es la única región del mundo en la que predominan democracias y que comparte nuestros valores. Necesitamos a esos países como amigos a nuestro lado.

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